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lun 19-oct-2009 22:35
El entramado instrumental habilita un recorrido por la enriquecida sucesión de climas, texturas, ambientes y paisajes sonoros que proponen clásicos como Walking In My Shoes, A Question Of Time y Fly On The Windscreen. Todos, obvio, muy festejados por los fans más tempranos, que seguramente los vieron en su anterior visita al país: estadio de Vélez, 1994.
A la hora de Jezebel, Gore se calza el traje (chaleco y pantalón plateados y brillantes, en su caso) de frontman. Y aunque el tono del cerebro musical es más intimista que arengador, está claro que no le sienta nada mal: su particular y agudo vibrato realza el potencial evocador de la melodía y la letra de Home y provoca, despojado de las máquinas y la parafernalia sonora, uno de los momentos más cálidos. Cuando termina, un coro multitudinario convierte a la melodía en una especie de coda de fogón.
La recta final los encuentra jugando con el velocímetro de dos de sus temas más emblemáticos, ambos del seminal Violator. En ese plan, Policy of Truth pierde su agresividad existencialista y se aproxima a las pulsaciones de una balada mid-tempo. Como contrapartida, Enjoy The Silence cambia su atmósfera contemplativa por un aliento eminentemente bolichero, que los pasea entre un club electrónico y una disco funky imaginarios. Para lo bises quedan otros platos fuertes, como Behind The Wheel y Personal Jesus. Y, al cabo de unas dos horas de show, aunque nadie se puede sentir decepcionado, queda flotando la sensación de haber asistido a un concierto sin demasiados relieves o momentos de éxtasis colectivo. Regular, en más de un sentido.
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