SAB 18 MAR 2006
SonarSound Buenos Aires 2006: Sin pena ni gloria

Entrevista 2006

SónarSound 2006, Buenos Aires

Luego de varias idas y venidas, el festival internacional más respetado por la mayoría de los artistas argentinos llegó a nuestro país. Con un formato reducido, llamado SónarSound, el sábado 18 de marzo se produjo el desembarco del Sónar, prestigioso evento que se desarrolla hace doce años en Barcelona, España, y que ha sabido ser plataforma de lanzamiento de varios protagonistas de los nuevos sonidos en la música electrónica incluyendo varios argentinos.

El evento repartió la artística en 3 áreas simultáneas: SonarClub, la enorme pista principal, abrió con exponentes locales. Así pasaron el dj set de Simbad, la versión "Live" del dúo de deejays Spifire -que contó con la participación de Carlos Shaw en teclado, programaciones y voz, y Julio Gimenez en guitarra y bajo- y, ante una audiencia que muy lentamente iba creciendo en cantidad, el cordobés Cristóbal Paz. Luego llegó el turno del show en vivo del dúo de Warp Records Plaid quienes, acompañados visualmente por "Bob", le aportaron novedad y sorpresa artística al festival. Les siguió Carlos Alfonsín con un set de minimal que fue calentando la pista para que, durante el laptop show de Isolée, se vuelva a enfriar ante un éxodo masivo de un público más interesado en los ritmos fáciles del techno que ponía Romina Cohn en la otra pista que en el minimal de groove abstracto, tribal y sutil que proponía el reconocido productor y remixer alemán.

El room cerró con un deslucido set del prócer francés Laurent Garnier que pareció carecer de timing al repartirse entre el riesgo artístico y la demagogia musical sin terminar de complacer ni a los curiosos por novedades ni a los necesitados de ritmos más obvios. La música de los artistas locales fue acompañada por las visuales del argentino Kikencorp mientras que el show de Isolée y la sesión de Garnier fueron ambientadas por el video de los austríacos TinyLitlleElements.

Como alternativa a la pista principal estaba SonarPark, recinto que abrió con el nóvel transgresor local Villa Diamante, seguido del español Undo y del socio de Morgan Geist en Metro Area, el funky neoyorkino Darshan Jesrani para luego dar lugar al show de sangre fría de Colder que aportara un buen clima previo a la tormenta de techno arengador que siguió con la dj popular Romina Cohn. Quizás lo más destacado del Park fue el divertido puzzle audiovisual de Dj Yoda que produjo sorpresa, no tanto por la estética sonora de mash-up y megamix que utilizó, sino por una técnica de freestyle que incorpora el scratching audiovisual y el collage chistoso de escenas de películas. El cierre estuvo a cargo de Diplo, que siguió en la línea musical de Yoda disparando eclécticos tracks que iban del hip-hop al big beat, todo en plan bastante hitero pero disfrazado de actitud alternativa. Las visuales de este sector estuvieron a cargo de los argentinos Trimarchi y los venezolanos NO Domain.

Como complemento a las áreas basadas en la música, el festival ofreció SónarCinema, una sala -de difícil acceso- donde se sucedieron proyecciones entre las que se encontró Blue Potential, con la participación de Jeff Mills interactuando con la Orquesta Filarmónica Montpellier.

Así, el SónarSound pasó sin pena ni gloria. Fueron muy pocas las cosas en la versión local que nos hicieran acordar a la propuesta originada en Catalunya. La artística internacional no era del todo errada y se pueden destacar algunos momentos interesantes. De hecho, si no se hubiera llamado SónarSound quizás hubiera sido un lindo evento para muchos de nosotros.

Pero se llamó SónarSound, y no podía dejar de contar con la carga que implica llevar el nombre del Sónar a cuestas. No nos pareció que hubiera, ni en el público ni en los artistas, la menor sensación de estar participando de un evento especial, de estar frente a un momento muy esperado por buena parte de la escena electrónica local. Los motivos de esta indiferencia quizás sean varios, y seguramente algunos de esos hayan sido: la poca participación de artistas locales -varios de lo cuales han sido invitados a participar de la versión española-, la difusión apuntada mayormente a un público que no tiene un genuino interés en este tipo de eventos, la pobre puesta en escena, la proliferación de stands de esponsors frente a la ausencia absoluta de representantes locales de sellos discográficos o similares, los enormes VIPs donde había más frivolidad que interés por escuchar música de avanzada o incluso la larga e imposible cola que había que hacer para concurrir al SónarCinema.

Sea cual fuere el motivo, el SónarSound pasó por Buenos Aires, y ni siquiera nos dejó un sabor amargo, sino un sabor insípido casi como el de las botellitas de agua, que quedaron en el suelo como tristes testigos de lo que pasó.

SónarClub
SónarClub
SónarClub
Plaid
Isolée
Laurent Garnier
SónarClub
SónarClub
Colder
Dj Yoda
Diplo

Por iojan y dante.

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