CASA DE SALUD, CHILE
Rompiendo el paradigma de la electrónica

En Concepción, Chile, hay una historia para ser contada: la de Casa de Salud. Un multi espacio cultural infinito, algo así como un ecosistema natural. Nadie mejor que su gestor, German Estrada aka Negro Pésimo, para adentrarnos en un mundo lleno de ideas, proyectos y locura. Una charla esencial sobre uno de los clubs más especiales que se pueden encontrar alrededor del mundo.

-Cuando trato de explicarle a alguien lo que pasa en Casa de Salud generalmente me cuesta graficarlo con exactitud ¿Vos como lo explicarías?

En primer lugar, es un delirio personal. Y en segundo, es mi representación en la cultura de lo que sería un oasis. Un lugar donde poder respirar algunos conceptos y formas que usualmente no tienen lugar en el mundo. Es un propósito colectivo de muchos artistas, productores musicales, músicos, djs, artistas audiovisuales, gente de la danza y el teatro. Entre todos, hemos ido construyendo una especie de golem que ha ido creando una identidad local, y un imaginario visual y sonoro, de lo que es la cultura de Concepción.

-¿Cómo surgió ese delirio?

Llevo 30 años produciendo conciertos, lecturas poéticas, espacios de teatro y cultura en general. He sido dueño de algunos de los bares emblemáticos de esta ciudad, que han sido todos clausurados, casi siempre por ruidos molestos. Tristemente, cuando nosotros escuchamos música, la gente escucha ruido.

Justo cuando dije que no iba a volver más a Conce porque ya estaba fastidiado de montar un proyecto y tener que luchar contra la autoridad, con tener público, y sostenerlo. Me terminé proponiendo montar un lugar que cumpla con todas las leyes y que me permita hacer a mi manera el ejercicio de la libertad creativa, regalarle ese espacio a la ciudad y transformarlo quizás en un hito. Creo que lo hemos conseguido…

-¿Por qué estabas siempre fuera de la ley?

Nunca tuvimos el capital para hacer las cosas en el mejor contexto técnico, ni tampoco la experiencia. Y quizás algo más importante, nunca tuvimos la certidumbre de querer quedarnos. Era un plan: “hagamos esto, a ver qué pasa después”. Acá, se dio que nos asentamos en un lugar que nos quedó cómodo, nos permitió crecer. De tener un salón a tener siete. Además de ser un bar con teatro, contamos con sala de conciertos, pista de baile y salas de exposición, empezamos a construir un estudio de grabación, un laboratorio de diseño, un laboratorio de desarrollo audiovisual. Después vino el repositorio, una videoteca.

Fuimos generando un espacio que tenía más la vocación de un centro cultural que de una discoteca o un club. Además que tiene muchas aristas de desarrollo, desde aspectos como el reciclaje, hasta experimentación sonora. Los ámbitos son muchos.

-¿Cuentan con apoyo estatal?

Hay en Chile algunos fondos concursables, que se llaman "Fondos del Consejo Nacional de Cultura de las Artes". Permiten acceder bajo algunos conceptos a montos economicos para desarrollar infraestructura cultural, proyectos de creación, de difusión, etc. Hemos ocupado tres de esos fondos para desarrollar lo que tenemos, pero en general, no hemos mantenido una intención de vivir ni de confiarnos en los fondos estatales, tampoco en los privados. Generar desde el mismo lugar y con bastantes condiciones que nos autoimpusimos. Como por ejemplo, tener acceso igualitario gratuito hasta cierta hora.

Hemos luchado por un proyecto de autogestión y lo hemos logrado. Con bastante dificultad, pero creo que tenemos un lugar que goza de una posición financiera muy saludable, de una posición legal y tributaria muy saludable y que encima de eso ha tenido una proyección internacional que lo ha hecho crecer no tanto en su imagen o nombre como en su construcción técnica, programación y planificación. ¡Nos apoya nuestro entusiasmo!

En verdad, los fondos estatales son de los que quieren fondos estatales, pero no es uno de nuestros temas centrales, nuestro tema es generar actividades auto sustentadas. Y la forma de hacerlo es trabajando mucho, generando una plataforma comunicacional poderosa y usando lo que sería la desventaja de la gratuidad, usarlo como nuestro mayor vehículo de difusión y alcance. Porque nuestras redes son las más grandes entre los clubs de Chile. Tiene 120.000 el fan page, 50.000 el Instagram, la gente solo con pertenecer a esas redes tiene acceso gratuito: no hay un impedimento para poder escuchar buena música o participar de una fiesta de calidad. Nuestra ambición no es la plata, es el mantener vivo, en crecimiento y mutación constante este proyecto.

-¿Cuantas personas integran el staff de CDS?

Somos 72 personas, en general el espíritu de equipo que hay aquí, no es usual. Hay un sentimiento de adhesión, de los que están y los que vienen, de pertenencia. Es como un caballo de Troya, hay una intención de preservación cultural y valoración cultural, de generar espacio creativo y espacio de entretención, pero digno. Respetando a los artistas, al público, a los vecinos. En ese sentido, tenemos una certificación ambiental, logramos cero emisión de ruido, hicimos investigación técnica, inversión y mucho trabajo.

-Se podría pensar que con tu línea de pensamiento y hasta por una cuestión generacional, las redes sociales no serían algo que te simpatice ¿Cómo te llevas con eso?

Me llevo muy bien con las redes. Desde que aparecieron estuve activo, y siempre me pareció una herramienta extraordinaria. Para nosotros, fue una herramienta tan extraordinaria que incluso el caso puntual de Facebook, nos han restringido las operaciones, porque nunca hemos pagado publicidad, todo el crecimiento que tienen nuestras redes es orgánico. Cada vez nos quitan más, como la posibilidad de invitar gente, entonces hacemos campañas donde invitamos a la gente a cooperar en el proceso de difundir cuando hay algo interesante.

Involucrar a la gente en el contexto identitario que hemos ido ampliando, porque partimos de la ciudad, pasamos al país y paulatinamente fruto de todo esto vamos a estar curando una zona del Festival Aurora, en Mendoza. También vamos a estar en Zona Cero de Portugal. Y nos invitaron al festival Fusion 2020. Tenemos dos sellos discográficos -uno de electrónica y uno de bandas de Concepción- todo en vinilo. Hemos estado proyectando hacia afuera el trabajo de músicos y productores locales, haciendo crecer el espíritu de la Casa rompiendo las fronteras, no solo nos importa que la gente venga y funcione el negocio, o que el lugar solo se mantenga, sino que el lugar quiere desarrollar otras actividades.

-Particularmente la línea que sigue y la vibra que se vive en el sector electrónico es muy especial ¿Cómo es la curatoria artística?

Empezamos el proyecto con la intención de desacelerar la idea de la música electrónica, no hasta el punto de hacer un chill out, pero si algo mas tranqui. Donde la gente pudiera tener una experiencia no tan frenética de entrar, bailar, drogarse e irse muerto, sino que tuviera una experiencia de escucha musical. Acercarse por la sonoridad, no solo por el beat. Entonces, partimos con una pista lenta, 115, 117, 118 bpms.

Por sincronías del universo, pasaros artistas como Nicola Cruz o Raz Ohara y empezó a pasar gente así, son convergencias que se dan en un momento, eran todos de mi gusto y en ese minuto eso me sirvió para aclarar cuál iba a ser el destino del lugar. Empezamos con una amiga -Claudia Carrasco- quien fue administradora de La Feria, el club más importante de Chile, que fue en algún momento un lugar con muy buena música. Ella me ayudó a iniciar con un ciclo, a su vez, justo vino a tocar como invitado Francisco Ruiz Tagle, y se terminó quedando a vivir y como residente, él era residente de La Feria en la época gloriosa, hicimos buena yunta como djs, generamos una línea editorial que yo diría se compone de deep house, música orgánica, algo de micro house, algo de minimal, deep tech, dub tech.

-¿Si tenes que resumir en 2 o 3 palabras al Salón de la Fama (el sector electrónico) ?

Se me ocurre atmosfera. También diría musical y profundo.

-¿Algún highlight?

He tenido momentos geniales, por ejemplo, cuando vino Raz Ohara, porque hizo un live con instrumentos, a 116 bpm y me hizo entrar como que iba a terminar y no se fue. Empezamos a hacer algo, que no sé cómo resultó, pero la gente bailó mucho. Con lo lindo de no haberlo planeado, soñado o pensado.

Eso, y ha habido sesiones notables de Dandy Jack, Argenis Brito, Pier Bucci, Djuma Soundsystem o Mandy. Son gente que cambia la percepción a las personas sobre cómo abordar la música. Son eminencias y todos han tocado en las mismas condiciones, no han venido a hacer el negocio de sus vidas, han venido porque alguien les dijo que hay un lugar en el que parece que pasa algo.

Además, pasa otra cosa que para mí es parte de la cotidianeidad, pero es muy importante. Aquí se rompió un paradigma: el paradigma social de la música electrónica. Al principio tuvimos resistencia con el tema de la gratuidad por parte de la gente que usualmente es la consumidora de música electrónica, no les gustaba porque se llenaba, como dicen ustedes, de “grasas”.

-¿Y qué son esas personas marcadas como “grasas” para vos?

Para mí, son personas que les gusta lo que nosotros hacemos, nada más que eso. Yo no voy a privar a alguien por su aspecto, si yo mismo tengo mal aspecto, jaja. De hecho ayer en la calle me ofrecieron café y pan porque pensaron que era un indigente. Es súper importante para nosotros eso porque creó una pista honesta, mas allá de la música.

Primero hay un tema de formación musical, que es que acostumbramos a gente que jamás había tenido acceso a este estilo de música. Porque la gente entiende la música electrónica como punchi punchi y todo eso, pero nosotros la acostumbramos a otros sonido, otra velocidad. Y además de eso, nadie los va a mirar feo si solo bailan y no consumen o por cómo andan vestidos. Empezó a generarse algo muy diferente.

Socialmente la sensación de apertura y participación -y no segregación- construye una relación y una condición de buena onda que es súper diferente a la buena onda que se genera solo con drogas. Lo que no quiere decir que no nos droguemos… jaja! Pero el tema es otro, hay temas de fondo que son mucho más relevantes y que han ido construyendo algo sólido, real.

Esos grandes djs que vienen de otra parte, ¿que es lo que ven aquí o encuentran? Encuentran algo honesto. No hay búsqueda de brillo, ni hay marcas llenando de promotoras regalando porquerías, resulta una experiencia honesta, sensible y súper emocional.

A la gente más high les gustaría que esto fuera un lugar exclusivo. Pero si lo fuera, lo desecharían al poco tiempo, se irían al próximo lugar de moda. Lo nuestro es la música.

-Concepción no es una ciudad muy conocida en Argentina, pero tiene un background muy interesante…

Es reconocida por ser una ciudad universitaria e industrial. Es la segunda ciudad de Chile. El grupo de intersección de estudiantes e industria, es una resistencia política, es natural. Conce está rodeado de intercomunas en las que hay mucho desarrollo fabril, mucha gente que vive en torno a la dependencia de la producción industrial, de la minería, la industria forestal, etc. Entonces, hay una especie de sensación constante de desigualdad, de lucha, de gente increpando a los poderes, a las autoridades. Es tan históricamente así, que la independencia de Chile se firmó aquí.

Es una ciudad política, no politizada. Hay discusión, siempre hay espacio de dialogo, de lucha y de cambio, y ese tipo de cosas se alimentan de la cultura, de la filosofía, del arte. El caldo de cultivo de las revoluciones son los ámbitos culturales. Es culta y revolucionaria. Eso como lectura sociopolítica o sociocultural, pero también hay una resistencia contraria que es la reacción nacionalista, muy facha, conservadora.

Conce tienes otras características que el resto de Chile, fue la frontera de la colonia española. Los Mapuches dejaron avanzar a los españoles hasta el rio Bio Bio -que atraviesa la ciudad-. Tuvieron que dar la vuelta por Argentina para poder llegar al sur, entre el rio y Valdivia, todo ese espacio fue la Araucanía que recién fue dominado después de la independencia de Chile, fue dominada. Hay más componentes de una zona guerrera, pero muy culta.

Actualmente, nosotros tenemos muchas intenciones de relacionarnos con ese pasado, ese patrimonio que es la historia. Una de las formas en que lo hacemos es valorando la iconografía, desde el logo en adelante casi todas nuestras graficas están relacionadas con lo mapuche. Nos sentimos cercanos a eso, nuestra radio se llama Leufu, que significa rio. Tenemos una vinculación importante con ese capital cultural –como le dicen ahora-.

-¿Cómo te llevas con palabras que ultimamente se usan mucho asociadas a la música, como industria, marca, etc?

Es una puta mierda. Finalmente si con eso nos dejan tranquilos, llámenlo como quieran.

-Volviendo a Conce…

Una característica importante a señalar de Conce y que tiene mucho que ver con el cambio y la revolución: es la ciudad con más actividad sísmica de Chile. Cada 25 años -aproximadamente- tenemos un terremoto, aunque son ciclos súper casuales. Suelen ser de carácter relevante, sobre 7,5. El último fue de 8.8 en 2010. Por ese sismo, nosotros estamos aquí, teníamos otro espacio antes y lo perdimos todo.

Es una ciudad que no tiene patrimonio arquitectónico, ha caído todo 100 veces. El patrimonio que se ha generado es una idiosincrasia guerrera: me caigo, me levanto.

-Por último ¿Qué te queda por hacer?

Te voy a contestar al revés, te diría que hasta hoy he hecho todo lo que he querido. Sin dudas, se me van a seguir ocurriendo cosas.

Por el momento, estoy metido en suficientes problemas, de hecho, tenemos varios nombres sustitutos a la Casa de Salud: La Fábrica de Problemas, La Recicladora de Personas, El Museo Bailable, etc. Siempre voy a encontrar forma de poder avanzar hacia algo nuevo.

Enlaces:
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 Facebook de Negro Pésimo

Entrevista: Damián Levensohn