AET DE PRIMERA 18 "La Magia no se Mancha"

Desde el servicio meteorológico anunciaban una noche con cambios climáticos extraños. Nadie daba ninguna pista, pero algunos especialistas decía -off the record- que seguramente desde el cielo se verían cosas que tal vez a algunos, les haría poner la piel de gallina…
La AET empezó –como de costumbre- cuando el primer concurrente cruzó la raya de ingreso a Caix, y algunos juran que lo vieron concentrado y mirando al cielo, como Maradona al comienzo de aquél partido, el día del gol a los Ingleses.

Enseguida recordé aquél viejo dicho “Uy, si las paredes hablaran…!”, las paredes de la casa rodante que es la AET hablan, desde cada bandera y cada cartel que cuelga en cada fiesta, afirmando algunas de las máximas que representó en cada momento especial, cada uno de los capítulos de esta novela AETeana.

Y si algún desprevenido que vino a la fiesta AET 18, sin ser parte de lo que es “ser parte de las AET”, al no mirar la página del AET no lo sabía (porque ser parte de estas fiestas significa disfrutar el antes –con la previa-, el durante –con la fiesta- pero también el después –entre otras cosas, con este AET de Primera que como el Futbol de Primera de los Domingos, nos trae en lugar de los goles algunas de las sensaciones que se vivieron en ese clásico se juega cada 60 o 90 días, que es la AET), solo bastaba mirar para la cabina para darse cuenta que ahí estaba tocando (tal cual anunciaba la página del AET previo a la fiesta) Luke Santos, con toda su historia personal, con todas sus dificultades, con todas sus ganas, con todo su desafío.
Y nunca hasta ahora hemos recibido tantos mails haciéndonos saber de lo bien que ,según todos los que vinieron, tocó alguien de los que nos acompañó en una AET, como en este caso, Luke.

Pero todo eso es tanto y a su vez tan poco…

Porque vaya si es importante en una fiesta la música. Pero la AET es algo que inclusive trasciende la música. Y el mensaje ya estaba dado.
La conexión se dio porque Luke fue feliz estando ahí, y todos fueron felices presenciándolo y haciendo y colaborando y poniendo más ganas que nunca para que todo salga bien para él y para la AET.
Como yo le dije a él, me alegro tanto de que haya vivido un momento feliz –porque de eso se trata a veces la vida- pero también de que haya sido de ida y vuelta, porque nos llevamos más cosas y más enseñanzas nosotros que él, y del intercambio salimos favorecidos, como por su música.

Y de repente arrancó Luis como siempre y la pista se volvió de colores como un arco iris que presagiaba una noche con suerte, porque al mismo tiempo casi empezó a granizar desde el mismo cielo AETeano, un granizo especial, de globos.
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