¿Cómo fue recibida la propuesta en ese momento?

En Alemania, dónde nos movíamos en el circuito de centros culturales, universidades y algunos clubes, fue muy bien recibida. Cuando empezamos a viajar por el mundo nos costó más. Pero eso nunca fue un problema. Seguíamos trabajando en nuestro estudio, Kling Klang, mientras nuestra idea se transformaba en un lenguaje universal.

A pesar de que Hütter no niega la trascendencia que la música contemporánea académica tiene en su país, descarta cualquier tipo de influencia. "Nos basamos en una idea propia", aclara.

Después de tantos años, ¿cambió su concepto de la música electrónica?

No. Sí se ha desarrollado. Es un género que consideramos en continuo crecimiento. Es un desarrollo orgánico, dentro de un proceso continuo, con la mirada siempre puesta en el futuro. Siempre miramos en esa dirección.

¿Qué le aportaron a la banda los avances de las nuevas teconologías?

Nos permitieron manejarnos dentro de un concepto de Minimum - Maximum, de hacer más con mucho menos. Una idea que también llevamos a la parte audiovisual, trabajada con economía de símbolos, para proteger la música.

¿Encuentra influencias de Kraftwerk en la músca actual?

Influimos a todos. Lo nuestro está en las discos y los grupos de distintos géneros. Hasta en el tango, cuyo instrumento más importante, el bandoneón, lo creó alguien de Krefeld, mi ciudad (se ríe).

¿Tiene algún significado especial compartir el escenario con Radiohead?

Será una experiencia interesante. Lo que más me atrae es que toquemos en un espacio abierto. Me gusta la energía que se genera.

FIN.