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jue 19-ene-2012 8:46
Para decir que algo no es discrminatorio, tenés que tener argumentos sólidos. Yo me limité a decir que decidir la entrada de una persona por su cara o vestimenta es descriminar. Pero puedo estar equivocado.
Sería interesante saber en qué se basa el derecho de admisión de Madrid. ¿Tiene alguna legislación que lo respalde? ¿Cómo funciona? ¿Con qué criterios? ¿A quiénes dejar entrar y a quiénes no?
Más allá de todo esto, el tema es otro, como vengo diciendo siempre que comento sobre estos temas. Y PVD, sin ser sociólogo, lo ilustra muy bien. El problema no está solo en el público sino también en la música misma y en los productores mismos. Desde el momento en que DJ's ofrecen espectáculos "electro-poperos" tienen la clara intención de darle una vuelta, de masificar, de atraer a otro -y mayor- público y, lógicamente, en última instancia, de hacer más guita. Porque es un negocio.
Además, otro tema que yo ya planteé es que lo considerado exclusivo en una época pasa a dejar de serlo en otra. Pasa con decenas de aspectos de la vida y lo mismo pasa con la ME: empezó como una subcultura de un grupo socioeconómico bastante definido y se masificó; y no creo que esto pase solo en Argentina. Nos guste o nos guste a algunos.
¿Querés algo exclusivo? Andá a jugar al polo a Hurlingham... (es solo un ejemplo, no te estoy insultando). ¿O acaso estás dispuesto a pagar el triple o cuádruple de lo que hoy en día pagás una Creamfields para reconvertirla en exclusiva? Porque esa es la única manera a corto plazo de evitar el "problema". ¿Estamos dispuestos? Es interesante recordar esto, porque si hay algo que en este foro he visto mucho es la crítica a los valores de las entradas para los diversos eventos. Tenemos que ponernos de acuerdo: un espectáculo de calidad, barato y exclusivo en una metrópolis es prácticamente una contradicción. Solo en el interior del país pueden lograrse todavía estas fiestas, como por ejemplo lo excelente que fue la noche con Digweed en Córdoba (por lo que he leído).
Qcyo.
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