Se observa, fundamentalmente, una relajación de la musculatura lisa, especialmente en vasos sanguíneos (vasodilatación) y músculo liso. Hay enrojecimiento de la piel y mucosas, cefaleas, náuseas, vómitos y en ocasiones diarrea. La piel, al principio, tiene aspecto transpirable, pero después se torna fría y cianótica.

Puede causar hipotensión que, incluso, puede llegar al colapso severo, con taquicardia, metahemoglobinemia con cianosis anóxica (coloración gris azulada en mucosas y cara). Secundariamente puede dar lugar esta metahemoglobinemia a la aparición de una depresión respiratoria. Pueden aparecer convulsiones, euforia, aumento de la presión intracraneal, letargia, vértigos, lenguaje incoherente, ataxia, enlentecimiento del tiempo de respuesta, aumento de la agresividad y depresión severa del SNC. En ocasiones se presenta una acidosis metabólica.