En el ambiente se lo llama ?mixto? y es un cigarrillo que se arma con pasta base y marihuana. Los que lo consumen no son los hijos de las madres del paco ni los ?pibes en situación de pasillo?. Son jóvenes que pueden pagar entradas de $40 a $150, y que visten marcas como Lacoste, La Martina, Armani y Ona Saez.
Pese a las restricciones y controles que imponen los boliches, los jóvenes se las arreglan para fumar en lugares a donde concurre la clase media- alta como Sunset, Pachá, Caix, Club One, Hummer, Bahrei, Cocoliche. Una nueva moda que no se veía hasta hace poco tiempo. Inclusive, algunos boliches,ante situaciones imposibles de manejar, llegaron a contratar psiquiatras para atender emergencias vinculadas con las drogas.
Los VIPS de los boliches, donde se alquilan mesas a partir de los $1000, son los lugares preferidos. Allí concurren famosos y está garantizada la privacidad. A la vista, el ?mixto? parece un porro; pero el olor es otro.
Pasta base y clase media. Martín y Lucas tienen 24 años y son de Devoto. Es de noche y están sentados en la puerta de una iglesia evangélica. Recién se prendieron un porro. Es una avenida que, a las once de la noche, parece desolada. Hay una estación de servicio con un playero que no tiene trabajo y mira tranquilo un partido de fútbol. Hace algunas semanas que volvieron de sus vacaciones en Brasil. Dicen que se quedan un rato a charlar del tema porque al día siguiente se levantan bien temprano para trabajar. Martín -jeans color claro y remera con un logo de Quiksilver- como empleado municipal y Lucas -musculosa lisa, bermudas y hawaianas- en una obra social. Los dos ganan sueldos que superan los $3500. Los sábados van a Pacha, la disco de la Costanera.
?En Pacha tenés que fumar a escondidas; el olor es muy fuerte. Y si no tenés onda con el patovica no podés; te echan. Nosotros vamos siempre y gastamos cada uno $250 como mínimo en champagne?, dice Martín.
Cuentan que en estos boliches empezaron a fumar ?mixto? los pibes de Lugano, Mataderos, Parque Avellaneda y de toda la zona sur de Capital. Pero que hoy está más extendido, al punto que, el Observatorio de Drogas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires está realizando estudio sobre este nuevo consumo en boliches de música electrónica. El paco lo compran en la villa 1-11-14. ?La única diferencia con los 'paqueros' de la villa es que nosotros no robamos ni fisuramos cosas para comprar base; trabajamos. Hacemos la nuestra sin joder a nadie?, dice Lucas.