Nota a Leonel Castillo para la Rolling Stone del año 2002 (sí, un poco viejita, pero bue), y comienza así:

Leonel Castillo (Boeing)

"Yo vivo en lugano...bastante lejos de donde hay cosas nuevas." Eso es lo primero que dice Leonel Castillo, pinta loca de manager de Intoxicados y una voluntad evidente de ir a los bifes. Lo segundo que dice, esta vez al mozo del bar de Cabildo y Juramento, es : "Un licuado de banana".

Leonel es un caso único en la electrónica argentina: nacido, como él mismo dice, lejos de todo lo nuevo, aprendió a viajar al Centro y también, con el paso de los años, entendió cómo hacer para que el Centro se trasladara a su casa de Villa Lugano, generando desde allí una obra de una abundancia y una diversidad increíbles. El responsable de un pequeño sello argentino que, cuando le pidió unos temas para escuchar, recibió un CD con...¡ochenta mp3s inéditos! Leonel mismo dice que, si quisiera, podría editar cuantro discos ahora mismo, pero los que lo conocen aseguran que podría editar muchos más, y de cualquier género, porque tiene guardadas carpetas con sus temas house, sí, pero también con las de techno, con los de drum-and-bass, con los de...

Dice que en el secundario no había una música determinada en las paredes de su cuarto, y que después sí, después aparecieron el house y el acid house y que él empezó su carrera con una pregunta básica: ¿cómo se hace la música? Dice que nunca tuvo un teclado, y que empezó bien a principios de los 90 con una PC y con el soft pirata disponible en aquel momento. "Y bueno...me dediqué a ver cómo se hacía. Además, no tenía a nadie a quien preguntarle y tuve que ir descubriéndolo todo".

Pasaba horas en una disquería de Belgrano, en lo del Negro Mike, hasta que conoció a Diego Cid y empezó a hacer cosas con la Urban Groove. ¿Su trabajo? "Al saber usar los programas, ellos me daban ideas y yo las ponía en música." Ese es su trabajo, entonces: la puesta en música. De ideas, de percepciones, de conocimientos, de inquietudes. Leonel es un artesano total, con un manejo de las herramientas que sólo tienen esos profesionales curtidos que en el fondo no pueden dejar de lado la curiosidad del amateur.

Hoy tiene una máquina más potente ("una Pentium III, la compré justo antes del quilombo") pero no tiene conexión a Internet, con lo que anda yendo y viniendo al cibercafé para buscar y bajar programas: "Me la paso viendo qué hay de nuevo y cómo se usa. Buscando siempre la herramienta perfecta...que nunca estuvo". Desde esa PC alumbra remixes para Catupecu Machu, Proyecto Verona o Miranda, y sigue engrosando su iceberg sonoro, cuya punta es Beta (Estatus Discos, 2001), un CD de house genial para la pista y también para viajar plácidamente hacia donde sí hay cosas nuevas.

FIN!
Saludos!