Como una forma completamente abierta y grosera de hacer lobby para que la traigan este año DEFINITIVAMENTE (por Carl Craig ya vino), aporto esta entrevista:

Ellen Allien. O cómo intelectualizar el techno.

La artista alemana estrena nuevo disco (SooL) después de entregar hace unos meses el cuarto volumen de la serie Boogy Bytes. Dos lanzamientos que la alejan de las cadencias pisteras a la vez que nos muestran su lado menos conocido.

Después de más de una década dando el callo, a Ellen Allien no se le discuten ya los galones. DJ de masas, productora curiosa y por lo general certera, fundadora del imperio BPitch Control, diseñadora de trapitos y de imágenes gráficas?la alemana se ha convertido por derecho propio en la gran madame del techno. Un género que ella trata de elevar en si mismo a la categoría de arte, estableciendo conexiones con otras disciplinas y dotándole de un contenido cuasi-filosófico.

Donde unos sólo ven un bombo, ella ve una experiencia vital; lo que para unos es un mero acompañamiento a la fiesta, para ella es un método de crecimiento personal. ¿Pensamientos profundos o superchería digital? Pasen y lean.

Hablemos en primer lugar de tu último CD-mix, Boogy Bytes Vol. 04. ¿Cuál era la intención detrás del mismo?

El Boogy Bytes Vol. 04 agrupa mis DJ-sets del invierno 2007-08. Hice el mix porque tenía ganas: tengo una buena colección de discos en estos momentos en mi maleta. En él se puede escuchar el sonido perfecto de la Ellen Allien DJ: música de baile minimal y delicada, con algún que otro sonido ruidoso y muchas líneas de bajo pegadizas, más algunas melodías.

Esta sesión era una buena oportunidad para expresar mis gustos y mi estilo de música. Escogí la mayoría de los temas a partir de mi experiencia con ellos en el club; por supuesto, no todos. Especialmente con los más lentos, al comienzo y al final, existía la posibilidad de contar una historia, de desarrollar algún tipo de viaje, que es algo que siempre intentó en mis sesiones en un club.

La selección de las canciones también se convirtió en un proceso artístico; en algo más? conceptual, como un viaje. Con Boogy Bytes abrí los brazos a mis canciones y artistas favoritos del año pasado. No era tan importante recrear una noche en un club como centrarse en las canciones de manera individual? que generaran una determinada atmósfera de aventura...

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