Es el síndrome de la era post-Alan Wilder, DM es hoy en dia una banda conformada por un genial compositor (Martin Gore), un gran vocalista (Gahan) y un perfecto adorno visual (Andrew Fletcher). El sonido de cada nuevo álbum cae en manos del productor de turno (no siempre el más adecuado) que hace lo que puede con lo que tiene. Atrás quedó el sonido vanguardista y los arreglos adecuados que aportaba Wilder mientras explotaba el potencial melódico de las composiciones de Martin Gore. Lo mas positivo de este nuevo álbum es que, a mi gusto, no cae en el sonido lacerante y corrosivo de Playing the angel. Y si bien el disco cae en algunos pozos negros, al menos hay variedad temática y sonora, desde un correcto synth pop, hits bailables, medios tiempos, introspección, hasta el electro rock. Aunque es hora de que se ahorren un poco la obsesión de imprimir sonido "retro" a sus temas y se dediquen a trabajar mejor los arreglos en lugar de llenarlos con soniditos retorcidos que aportan poco desde lo musical.