Muy Vito Corleone este señor... VÍCTOR STINFALE el numero 2 de MARTIN GONTAD.

Sin dudas mete miedo con todo el poder que supuestamente tiene.

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“En los boliches no entran otras marcas que no sea Speed”. No es poco si se piensa que se le adjudica la propiedad de Palacio Alsina, donde una vez por mes funciona la fiesta electrónica State; el noventoso Pachá y los populares Ku de Pinamar y Pueblo Límite de Villa Gesell. Hay más: el abogado también es parte de la organización de Creamfields y Moonpark, las dos fiestas electrónicas más importantes del segmento. Para esto se asoció estratégicamente con Martin Gontad, dueño de la productora 2Net, que representa DJ locales y tiene exclusividad en el país sobre varios pesos pesado extranjeros, como David Guetta. Funcionan juntos y el negocio es redondo. Además, la dupla ostenta la franquicia de Creamfields en toda Latinoamérica.

Y como todo tiene que ver con todo, desde hace unos años ostenta la sociedad de FM Delta 90.3, la única radio de pura electrónica que hay en el país. Allí da rienda suelta a su fanatismo por la pulcritud: el blanco predomina en el mármol que recubre las paredes, en los estudios, los escritorios y sillones. Todo tiene que verse pulcro.

Aunque se lo señala como propietario de varias empresas, ninguna está a su nombre. Aparece como CEO en algunas, “hombre fuerte” y gerenciador de otras. Todo para evitar el embargo de bienes que tiene por una causa en la que se lo investiga como imputado por desviar la investigación del atentado contra la AMIA, ocurrido en 1994 y con un saldo de 85 muertos. Defendió al mecánico Carlos Telleldín, ahora en libertad y con un flamante título de abogado.

A partir de febrero de 2014 deberá presentarse ante la Justicia, y esta vez tendrá que pelear por su inocencia. No es la primera vez que responde ante los tribunales. En 2006 fue sancionado con la suspensión de su matrícula por un año junto a otros tres colegas que también actuaron en el caso AMIA. El Tribunal de Disciplina del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal lo inhabilitó en base a las denuncias que había formulado el Tribunal Oral Federal 3: lo acusaron de gestionar el pago de 400 mil dólares (de los cuales, según la denuncia, habría cobrado 20 mil) a Telleldín para que se autoincriminara.

Empresario y abogado de ricos y famosos, Stinfale se ufana de mantener el mismo número de celular desde que comenzó en la profesión, allá por 1999. “No tengo por qué esconderme”, dice. Y afirma que su secreto es estar siempre sobrio: no toma alcohol y eso le permite actuar con lucidez. “De esa manera marco mi territorio”, remata Stinfale, que hace unos años aseguró tener la clave para prosperar como penalista: “A un preso no le tenés que mentir. No le mires la mujer ni le preguntes qué es lo que hizo. Si hacés esto, vas a tener clientes siempre”. Él es la prueba de su acierto.